lunes, 29 de septiembre de 2008

La tapia con sol

Para mí un domingo sin soda tapia no es lo mismo. Soy feliz desde el momento en que me baño exclusivamente para ir ahí (afortunadamente en mi casa uno no se baña si no va a salir, particularmente los domingos), disfruto además ir en el carro por chepe viendo las casas y los comercios, me enamoro completamente si además hace solcito y la vida no parece la quinta porquería.
Adoro sentarme en las mesitas de afuera, las de dentro definitivamente me deprimen, con esa luz rara y ese olor a aire acondicionado fuchi. Odio tener que llenar mi propia orden en la ficha esa que te dan por menú, pero verdaderamente no me molesta si me la recibe el mesero que tiene la voz más ronca del mundo, juro que me vibran los oídos!, es de esas cosas espeluznantes-maravillosas como ponerse un rato de cabeza a la orilla de la cama.
En fin, vamos a la comida, porque ya estoy divagando!.
En cuanto a las bebidas yo soy muy fiel a la Pilsen o las gaseosas light, pero si usted definitivamente es más cuidadoso en cuanto a su salud que yo entonces tiene varias opciones, desde café hasta refrescos de frutas en agua. Me quedan debiendo los batidos en leche de soya, pero espero que llegue el día.
En cuanto a la comida también tiene varias opciones, bueno, más bien dos hasta donde llega mi conocimiento, pero ambas muy sabrosas y llenadorcitas!. Puede inclinarse por el casado, sobre todo si tiene un poco más de apetito, es delicioso y bien contundente. Eso sí, recuerde solicitarle al mesero del vozarrón que le cambie el cadavercito por unas papitas a la francesa o similar. No es lo mismo que un picadillito, pero vale el boleto.
La otra opción es pedir el archidelicioso sándwich de frijoles. Viene aplastadito en la plancha, relleno de frijolitos molidos y tomate fresco, lechuga y el aderezo secreto de la soda tapia (me dijeron que vegano, recuerda que lo comenté en el segundo post?). Personalmente me parece delicioso y una excelente opción para la tardecita soleada de la que hablamos al principio. Ah, y también para después de una fiesta en la que uno sólo pudo comer papas tostadas.
Me confieso, soy una adicta a la soda tapia, juro que si tuvieran más platos veganos (o al menos un picadillito de vez en cuando) no me sacaban de ahí nunca jamás!.

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