miércoles, 21 de enero de 2009

Sash, muy vegan friendly

En una plaza medio singracia, en rohrmoser, está este restaurante libanés que me quita el sueño. La última vez que fui estábamos celebrando mi cumpleaños, y estaba decidida a romper la dieta, lo que hice concienzudamente. Le cuento esta experiencia gastronómica espectacular.

Para empezar, procure hacer su reservación en el lounge, porque ciertamente el lado del restaurante está un poco aburrido, parecía, según mis comensales y mi propia observación, una combinación de restaurante chino y escenas del juego “príncipe de Persia”. Pero bueno, dejando de lado las sillas incómodas y la disposición rara de las mesas, todo lo demás, como diría don ramón, ahí se va…

Eso sí, después del primer bocado usted bien podría estar sentado chingo encima de la cocina encendida y ni cuenta se daría, así de jodidamente buena es la comida.

Si usted es vegano, que probablemente lo sea (no soy optimista respecto a carnacas leyendo mi blog), definitivamente le recomiendo la mesa vegetariana, que fue lo que pedimos nosotros. Es un plato grandecito, yo diría que demasiado para una sola persona, fácilmente comen dos personas sustanciosamente de una. El precio? Decente, si mal no recuerdo andaba por los diez mil colones, y entre dos, pues me parece más que justo.

Esta delicia libanesa trae un plato grande de verduras al grill, berenjena, zuchini, cebolla morada y hongos, todo en un marinado exquisito. Calientitas, evidentemente estaban recién hechas, nada recocidas y en porciones abundantitas. Viene acompañada del mejor tabuleh que he comido en la vida, refrescante, aromático y delicioso, es una de esas recetas que no me muero sin conseguir!.

Al la par de esto le sirven un hummus algo amarguito pero igualmente rico, textura fina y la cantidad exacta de ajo, además de un gusto ahumadito que le da un giro interesante a este plato tan versátil y nutritivo. Ah, y unas pitas, unas pitas… simplemente maravillosas, ligeramente tostaditas, frescas, imagino hechas en el sash del restaurante (o al menos eso esperaría, no me decepcionen, ah?), que acompañan perfectamente este plato tan vegan y tan rico.

Y bueno, si usted como yo decidió romper la dieta porque jueputasaldespuésamaneceunomuertoytantavara entonces pídase el postre impronunciable de dátiles y pistachos y termine la noche como tiene que ser. Es una especie de pasta similar al hojaldre, presentada en pequeños bocados rellenos de una pasta de dátiles con pistachos que lo deja a uno babeando cada vez que se acuerda durante los siguientes días.

Para mi gusto los meseros podrían ser más proactivos y moviditos, pero bueno, en serio ya por servida la comida se la podría haber traído Fidel castro en buzo de ejercicios y ni cuenta se daría.

Sí, así de jodidamente buena es la comida, tan cálida y rica como el nombre del restaurante hace pensar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Carnaca, hmmm. Nunca me habían dicho así en la cara, pero me parece interesante este blog. Incluso podríamos decir que lo sigo, jaja. Saludos, Rocketman.

Anónimo dijo...

Muy bueno el restaurante, de mucha confianza el dueño para mi; aunque siento decepcionarla, porque no hay un horno sash, pero si de verdad quiere conseguir la receta del tabule del restaurante, con mucho gusto.